Hay quienes dicen que nuestro destino ya
está trazado. No sé por quién o en base a qué, pero que ya tenemos una ruta
señalada, una vereda por la que transitar nuestro camino a la muerte. Incluso
hay quien puede verlo a grandes rasgos en la palma de nuestra mano o en un mazo
de barajas. O eso dicen. Hay quien tiene sueños premonitorios, tragedias o
alegrías se le revelan mientras duerme. Otros, dicen que los astros tienen que
ver con el curso de nuestros días, de nuestra buena o mala fortuna. Dando esto
por verdadero, ¿quién o de qué forma se decide el que una persona viva 90 años
y otra sólo 5? Puedo razonar y pensar las causas por las que una persona muera
en una terrible agonía y otra en una tranquila y apacible muerte mientras
duerme, sin dolor ni pesar para los suyos: porque dicen también que todo se
paga y que como te portes te irá. Pero ese niño muerto de 5 años, qué había
hecho para merecer no poder enfrentar su vida, qué delito vale para semejante
pena, o acaso eran sus padres los que tenían deudas pendientes con el
administrador ¿de la vida, del mundo, del universo? Y esa otra persona que mató
a 15 “inocentes” y después se dio un tiro, muriendo al instante, ¿cómo pagará?,
¿quién o de qué forma se redimen esas 15 vidas? Será que alguien así sí va al
infierno. Porque también dicen que nadie se va sin pagar, pero este
desgraciado, ¿de qué privilegios gozaba? Ni siquiera el consuelo de la cárcel
al culpable puede calmar el dolor de sus deudos. Pero también hay quien
estúpido dice que dios sabe lo que hace, que sus caminos son misteriosos y que
no somos nadie para cuestionar su voluntad. Que todo lo que pasa o deja de
pasar es porque “él”, “el señor” así lo ha decidido. Ese dios que supuestamente
nos ama, ¿quería que muriéramos? ¿Ese niño de 5 años no tenía un ángel guardián
que lo protegiera de esa pileta de agua en la que se ahogó por descuido de sus
padres, o al recibir aquel golpe letal en la cabeza? Pues, ¿qué hizo el
infeliz? O es que sólo los influyentes tienen ángeles protectores, el mundo de
lo sobrenatural o divino es igual de corrupto que este mundo nuestro: tanto
tienes, tanto vales. La bendición materna por la mañana, ¿sirve de algo?
¿Quién decide entonces nuestro destino? El
largo o corto, el difícil o fácil, tránsito por nuestra vida. ¿Lo decidirá un
tiro de dados? ¿Qué determina que mi alma vaya a dar a Nigeria o que me
convierta en el nuevo hijo de Shaquira? Que herede la ropa de 5 hermanos o que
vista ropita de marca, a la moda, claro está. Que sea hijo de profesores
universitarios o de alcohólicos irremisibles. Que tenga un padre devoto o un
padre pederasta. ¿Quién fue el hijo de puta que nos determinó ese destino?
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