“¿Ni sé cómo te he añadido, ni cómo
tu pensamiento he seguido? Pura necesidad, quizás de ser yo también leído, y
aunque mi blog te parezca tan distinto a como tú piensas.....Creo que estamos
sólo a centímetros de compartir lo mismo. He leído con detalle tus cosas y
aunque bastante más mayor que tú, me siento bastante próximo a tu manera de
pensar y me ha gustado mucho tu manera de expresar. Te iré siguiendo pero mi
apoyo a lo que piensas ya lo tienes.”
Éste fue el primer contacto que tuve con Ildefonso Martínez, Alfonso para
sus allegados. Desde estas primeras letras que compartimos –que él me
compartió– se puede vislumbrar al hombre dadivoso y buena persona que era. Un
recién jubilado que encontró en Google+ una ventana a cientos de personas con intereses
afines a los suyos: escribientes, escritores y blogueros de cualquier parte
donde se hablara castellano. Personas que disfrutaron de toda su gentileza y
amabilidad; él compartía el trabajo de otros desinteresadamente.
Su blog, la mano que escribe sin tiempo (http://ammudarra.blogspot.com ) se fue transformando conforme
escribía. Pasó de ser la bitácora de un nuevo jubilado, a ser un blog lleno de
sabiduría y grandes reflexiones. Ildefonso encontró su voz al convivir con
otros y creo que éramos muchos los que esperábamos ansiosos su nueva entrada
semanal.
Podría contar muchas cosas más sobre mi amigo. Una persona a la que en poco
tiempo llegué a tener un gran cariño. Sólo diré que lo extraño, que extraño sus
palabras, su sinceridad, su amistad, y que en este blog ha quedado un hueco insustituible.
Lo último que publicó en su cuenta de Google+ es este comentario, me
enorgullece mucho que haya sido para mí. Su despedida, sin permitirme responderle,
más bien, sin conocer si recibió mi respuesta:
“Querido amigo Gilo, aunque hace días
que leí este post, no tenía ánimo de comentarte. Esta noche, tampoco, y sin
embargo lo hago, sacando ánimos de donde no los hay. Cuando pienso en la vida,
en las personas que he conocido y en las que he intuido, siempre sales
tú.........Nunca he conocido a Antonio Machado ni a Octavio Paz y cuando los
leo.........no sé qué dicen pero me siento en paz con ellos. Eso me sucede
contigo, me resultas sencillo, verídico, imperfecto, orgulloso, vital, íntimo,
inteligente y muy cabrón, si me permites la expresión en términos coloquiales.....Y
sin embargo tan cercano a mi manera de ver el mundo que te siento muy próximo
en la distancia con tus entradas. En estos momentos, no en situación igual a la
tuya, comparto tu misma angustia vital, tu tristeza y si me permites un gran abrazo
amigo.....Te voy a recordar siempre”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario