lunes, 3 de julio de 2017

Coleccionistas II



Si hacemos una suma de mis “cualidades”: acumulación, fetichismo, ordenamiento, maniaco, cuidadoso, obsesivo, contemplativo, ordenado, entre las que señala un artículo sobre las características de un coleccionador, resulta fácil entender este comportamiento que me ha abrumado desde pequeño.

Pero bueno, es parte de mí. No la mejor parte pero tampoco la más dañina. No gasto todo el dinero en esos objetos que me apasionan, por suerte también soy algo tacaño o consciente de que a veces no puedo “tener” eso que quiero tener por más maravillosa que me resulte la idea.

Es como el comportamiento del alcohólico o del infiel, pero igual que en otros tantos aspectos de mi vida lo acompaña la mediocridad. Soy un coleccionista mediano de la misma manera que soy un escritor mediano o un dibujante mediano; nada del otro mundo, lo necesario para apantallar gente sencilla. No es una queja, sólo un hecho. Y como dijera Serrat: las verdades no son tristes, sólo no tienen remedio. Y mejor realista que iluso.

En fin, que en la entrada anterior estaba yo enumerando las cosas que he coleccionado a lo largo de mi vida, y hay dos objetos que comencé a coleccionar ya de adulto y que al parecer seguiré acumulando por lo menos varios años más: dvds y figuras de Mate, el mejor amigo del Rayo Mcqueen.

Y es que pertenezco a esta generación de adultos que compran juguetes y se meten a ver películas de Pixar aunque no lleven ni al hijito del vecino, una audiencia bombardeada por todo tipo de artículos de colección y totalmente sumergida en un consumismo absurdo, tan absurdo como esos mismos que compran juguetes que no sacan nunca de sus empaques porque se supone que así pierden valor. Mmmmmta, me hubieran dicho antes de abrir cada una de las felices grúas y de haber chocado las que son a control remoto.

Hablando de las películas, ya he dicho que no soy despilfarrador, así que sólo las adquiero cuando están de promoción en algún lugar, al 2 x 1 o cuando ha pasado ya bastante tiempo de que las pusieron a la venta y cuestan menos de una sexta parte de lo que costaban al principio. También compré muchas películas usadas en Blockbuster, que ofrecía un 3 x 2, pero ya no existe. De hecho, ahí compré algunas cosas bastante buenas.

Y en estos tiempos de streaming e internet parece todavía más absurdo querer poseer físicamente las películas y las series. Pero somos una especie absurda. Además, todos sabemos que a veces se va la luz, y en caso de un apocalipsis que acabe con el internet podría poner un negocio rentando mis queridos dvds. Jajajajaja. Todo puede pasar.

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